El artículo nos hace una extensa reflexión sobre la lectura infantil y juvenil inmersa en el contexto de la sociedad actual. Nuestra sociedad (la del siglo XXI) ofrece gran cantidad de información pero pese a ello no poseemos grandes conocimientos. Esto puede deberse a que no le damos la importancia necesaria a la lectura, el hecho de leer no es un juego si no una actividad cognitiva muy compleja que es individual y voluntaria. La situación que hay en España es que pese a que somos un país con un fuerte potencial editorial no somos un país de lectores, debido a que la lectura no está de moda. Las lecturas que se practican (entre los jóvenes) son lecturas instrumentalizadas y se esta perdiendo la lectura por placer, por el enriquecimiento personal.
Se suele culpar a la institución escolar de que no aumente el hábito de la lectura pero se cae en un error ya que los hábitos se aprenden principalmente en el seno familiar (ya que los niños aprenden por imitación en sus primeros años), la escuela puede enseñar a los alumnos a leer y comprender lo que leen pero difícilmente se conseguirá un hábito lector si no pueden acceder fácilmente a los libros en casa o en una biblioteca…
Estudios recientes demuestran que a medida que los niños a medida que se hacen mayores pierden interés por la lectura y aumenta su interés por los medios audiovisuales (TV, Internet....) ya que estos necesitan menor esfuerzo y están mas de moda.
Actualmente están tomando auge las actividades de animación a la lectura, pero esta animación no está suficientemente planificada e institucionalizada para fomentar los hábitos de lectura si no que se entiende mas como un entretenimiento pese a que su objetivo principal debe ser el de crear hábitos de lectura, al margen de la lectura obligatoria escolar, desarrollando un tipo de lectura libre, crítica, voluntaria y sin utilidad inmediata.
El autor hace una reflexión muy interesante de las condiciones previas que debe tener la animación a la lectura: que sea libre y gratuita, que los libros estén adecuados a los destinatarios, que sean obras de calidad… además de considerar y adaptar la actividad a las edades de los alumnos, la periodicidad, los materiales… Este artículo menciona por último los aspectos negativos que pueden enturbiar la animación a la lectura: la obligatoriedad que pueda tener, que el libro se haya usado con otra finalidad, que la actividad conlleve premios o castigos…
La reflexión final que hay en el artículo pone de manifiesto la necesidad de hacer que se cree, en nuestra sociedad del conocimiento donde se nos puede dar toda clase de información, ciudadanos lectores críticos y competentes capaces de discriminar la abundante información que se nos ofrece para que los ciudadanos podamos participar libre y autónomamente en nuestra sociedad.
Se suele culpar a la institución escolar de que no aumente el hábito de la lectura pero se cae en un error ya que los hábitos se aprenden principalmente en el seno familiar (ya que los niños aprenden por imitación en sus primeros años), la escuela puede enseñar a los alumnos a leer y comprender lo que leen pero difícilmente se conseguirá un hábito lector si no pueden acceder fácilmente a los libros en casa o en una biblioteca…
Estudios recientes demuestran que a medida que los niños a medida que se hacen mayores pierden interés por la lectura y aumenta su interés por los medios audiovisuales (TV, Internet....) ya que estos necesitan menor esfuerzo y están mas de moda.
Actualmente están tomando auge las actividades de animación a la lectura, pero esta animación no está suficientemente planificada e institucionalizada para fomentar los hábitos de lectura si no que se entiende mas como un entretenimiento pese a que su objetivo principal debe ser el de crear hábitos de lectura, al margen de la lectura obligatoria escolar, desarrollando un tipo de lectura libre, crítica, voluntaria y sin utilidad inmediata.
El autor hace una reflexión muy interesante de las condiciones previas que debe tener la animación a la lectura: que sea libre y gratuita, que los libros estén adecuados a los destinatarios, que sean obras de calidad… además de considerar y adaptar la actividad a las edades de los alumnos, la periodicidad, los materiales… Este artículo menciona por último los aspectos negativos que pueden enturbiar la animación a la lectura: la obligatoriedad que pueda tener, que el libro se haya usado con otra finalidad, que la actividad conlleve premios o castigos…
La reflexión final que hay en el artículo pone de manifiesto la necesidad de hacer que se cree, en nuestra sociedad del conocimiento donde se nos puede dar toda clase de información, ciudadanos lectores críticos y competentes capaces de discriminar la abundante información que se nos ofrece para que los ciudadanos podamos participar libre y autónomamente en nuestra sociedad.
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