miércoles, 29 de octubre de 2008

PERSONAJE: "EL ELEFANTE DANTE"






EL ELEFANTE DANTE

¡Hola Amigos! Me llamo Dante y soy un elefante de cinco años y medio. Soy de color gris perla, bajito, delgado y con la cara redonda. Mis ojos son de color negro azabache, mis cejas son marrones al igual que mi pelo; soy muy simpático, por ello tengo una amplia y permanente sonrisa dibujada en mi rostro y escondida bajo mi larga trompa. Mis orejas son grandes y rosadas, y mi mamá dice que tengo la piel tan suave como la de un melocotón.


Vivo en un gran circo de fabulosas y coloridas carpas, situado a las afueras de una gran ciudad. Cuando nací me trajeron a vivir aquí junto con mi mamá y mis dos hermanas mayores, Tina y Cristina que me cuidan y juegan conmigo.


Vivimos junto a otras familias de animales, arlequines, payasos, trapecistas, equilibristas y magos.


A los niños les gusta visitarnos los domingos por la mañana con sus papás y nos regalan caramelos, maíz y cacahuetes. Por la noche, las paredes de nuestro circo se tiñen de luces, colores, magia e ilusión para dar comienzo a un gran espectáculo.


Mis hermanas participan haciendo equilibrios en una cuerda y con una pelota. Mi gran ilusión siempre había sido poder actuar con ellas, pero tenía un miedo horrible a equivocarme, o a caerme al suelo, por lo que siempre acababa llorando y los payasos se reían de mí.


Un día mi mamá decidió ayudarme y me contó que muy lejos de aquí, en el País de la Magia habitaban unos duendes diminutos, de vistosos colores, manos alargadas y orejas puntiagudas, llamados “Duendes de Diamante” que se dedicaban a ayudar a los niños buenos. Para solicitar su ayuda, solo bastaba con llamarlos, recitando lo siguiente: “Duendes de Diamante, Duendes de Diamante, venid a ayudar al Elefante Dante”


Fue tal mi sorpresa al conocer la existencia de estos seres que decidí confiar en ellos.


El domingo siguiente participé junto a mis hermanas en el espectáculo. Cuando me tocaba realizar los equilibrios me puse algo nervioso y finalmente murmuré: “Duendes de Diamante, Duendes de Diamante, venid a ayudar al Elefante Dante” Al instante mis miedos habían desaparecido, en varios segundos, un esplendoroso haz de luz trajo al escenario una serie de diminutos seres para ayudarme y protegerme, estaban distribuidos por todas partes aunque solo yo los podía ver.


Mi espectáculo fue un éxito, le di las gracias a mi mamá. Y todos los habitantes del circo se pusieron muy contentos conmigo y desde entonces nunca más volví a tener miedo a actuar.


No olvides que si tú también tienes miedo o vergüenza a equivocarte, puedes pedir ayuda a los Duendes de Diamante… no se lo digas a nadie, es un secreto. Y recuerda que no hay nada que nunca puedas conseguir…


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